Deportiva Reflexión No. 2: Las cortinas mediáticas

© Camilo Orozco. Oct 17 2018.

Por estos días Colombia se sacude por su educación pública superior. Los estudiantes marchan como hinchadas que defienden y respaldan a su equipo en las buenas y en las malas. Los profesores se unen a la protesta y caminan firmes, constantes y entregados como si se tratara de una maratón. Hasta los rectores salen a marchar para pedir un aumento a la financiación, pero al igual que un árbitro que ya ha sentenciado penal se niega a reconocer la rectificación del VAR*, los dirigentes no se retractan en la aprobación de las políticas perjudiciales para la educación pública superior: política nociva para el bienestar nacional.

© Camilo Orozco. Oct 17 2018.
Cristo José en el Palacio de Nariño.
Oct 10 2018
Y surgen falsos fueras de lugar, como los capuchos con sus papas bomba que tristemente sesgan la opinión pública y crean estereotipos respecto a la totalidad de la comunidad universitaria frente a los ojos de la ciudadanía, volviéndolos a todos unos vándalos y deslegitiman el movimento nacional estudiantil y profesoral por la defensa de la educación superior pública. Y aparecen otras distracciones mediáticas como el secuestro, liberación y visita al Palacio de Nariño de Cristo José, o la asignación de un presupuesto de medio billón de pesos para la financiación de la educación que resulta en $55.000 millones para la educación superior, ni siquiera lo suficiente para terminar el funcionamiento de este año, o Colombia juega amistosos en Estados Unidos contra Perú y Costa Rica o se celebra el decomiso de quinientos gramos de marihuana con la entrada en vigencia del nuevo código de policía mientras toneladas de estupefacientes se siguen filtrando por las rutas estipuladas.

Hectáreas de Coca aumentaron en un 11% y la producción en un 19%. Fuente CNN en Español.

Las cortinas de humo se alzan escandalosas y la atención se desvía a apagar diminutas llamas mientras el incendio devora los bosques de la educación. En términos de ajedrez, sacrificar la reina por un peón.

Para el 2015 en Colombia, la financiación de la educación superior pública representó el 1,03% del PIB** de los cuales la nación aportó 0,40%. Para comparar, en el 2002, según el mismo reporte del Ministerio de Educación Nacional, la nación aportó 0,51% del PIB cuando el gasto público en educación representó 0,9% del PIB. Quiere decir que en trece años, la nación disminuyó su aporte del 57% al 39% en términos del porcentaje del gasto público. El panorama comienza a despejarse pues a pesar de que en Colombia aumenta el PIB, no aumenta su inversión en educación de manera proporcional. 
(NOTA: Me vi en la obligación de hacerlo con estas cifras porque para el 2018 no tenemos PIB aún, aunque sí está disponible el Presupuesto General de la Nación del 2018, ni para el 2017 porque no están los datos discriminados en relación al funcionamiento de las Instituciones de Educación Superior y la inversión en $1,33 billones de pesos)

Sin embargo, la financiación de la educación pública es de una complejidad extrema, y para medio vislumbrar cómo se asigna un presupuesto para la educación pública en un país, la UNESCO hizo un vídeo ilustrativo e incluyente para que personas del común puedan hacerse una idea de los factores que constituyen dicha financiación. 


Dado que no está dentro de mis planes ofrecer en este instante una solución práctica, pragmática y de fácil e inmediata aplicación para el problema de desfinanciación de la educación pública superior colombiana, sí quiero poner a rodar unas preguntas que considero fundamentales para la construcción de una sociedad cimentada en la ecuanimidad. ¿Por qué es importante la educación? ¿Para qué sirve? ¿Por qué toca salir a marchar para defender la educación pública cuando es una piedra angular del bienestar de una sociedad próspera y sana? Es como querer sentar a James Rodríguez en el momento que se va perdiendo por goleada.

El sentido común revela que la educación sirve para desarrollar el criterio, para cultivar el pensamiento crítico y creativo de la generación que comandará la nación en cinco, diez y veinte años, y para fomentar el planteamiento de lo que somos como nación. Además, sirve para mejorar el estandarte de vida de los individuos y a su vez de la sociedad. Por otra parte, la educación es importante porque es la manera de robustecer la clase media, que en palabras del emperador romano Adriano es la que mantiene al estado, pues quieren ser como los ricos que están exentos de tributos para poder ganarse su favor y rehuyen a los pobres que no tienen con qué pagar impuestos, de modo que el estado subsiste gracias a la clase media, y entre más amplia sea ésta, más sólido será el estado. Es por ello que cuando la educación pública se socava, la población que potencialmente podría salir de la condición de pobreza hacia una clase media pierde los medios y las oportunidades para lograrlo. De modo que desfinanciar la educación pública es una manera de perpetuar la pobreza, cultivar la falta de criterio, aumentar la brecha de desigualdad entre las clases baja, media y alta, y obstruir el desarrollo de la nación y el estado.

Para ilustrar lo anterior basta con mirar la lista de los diez países más educados del mundo y así comenzar a formular una de esas odiosas comparaciones con Colombia tipo Messi vs. El Tigre Castillo:

Most educated countries according to Perception

Para ampliar la ilustración tomaré el porcentaje del gasto público en educación de Japón, Suecia y Suiza para compararlo con el de Colombia:

País Fecha Gasto Público (GP) Gasto en educación (%GP) Salud  Defensa Gasto Público (%PIB) Variación PIB en millones de euros
Japón [+]
2016
 €   1.689.081,10 9,29% 20,28% 2,56% 37,77% -0,21  €          4.472.017,74
Suecia [+]
2017
 €       234.480,50 14,94% 19,03% 2,17% 49,10% -0,3  €            477.557,03
Suiza [+]
2016
 €       207.487,90 15,53% 22,70% 2,04% 34,30% 0,3  €            604.920,99
Colombia [+]
2016
 €          70.971,10 15,05% 18,14% 10,95% 28,05% -1,65  €            253.016,40
Fuente: Adaptado de https://datosmacro.expansion.com/estado/gasto

En primera medida, es visible que el Gasto Público de Japón, Suecia y Suiza es significativamente mayor que el de Colombia. Por otro lado, es claro que el gasto público en educación es sustancialmente menor en Colombia a pesar de que tenga un porcentaje mayor para la educación. Por otra parte, la salud de aquellas naciones muestra una mayor inversión que en Colombia, contrario al presupuesto en defensa, donde Colombia invierte 8 puntos más de su Gasto Público que las naciones más educadas. Al parecer hay una correlación inversamente proporcional entre la inversión en defensa y la educación, siendo el país donde más se financia la guerra el menos educado.


Es triste pensar que el país está en manos de unos dirigentes que no responden a las necesidades nacionales ni representan los intereses de crecimiento social. Algo así como estar en manos de un entrenador que carece interés de que su equipo salga victorioso. Es triste pensar que tenemos dirigentes que fomentan políticas corto-plazistas a cuatro años y carecen visión para la construcción y desarrollo de nación. Es triste ver cómo la opinión pública se atrofia con una cortina mediática que desvía la atención del verdadero problema y hace que se enfoque en su sombra mientras los edificios de las Instituciones de Educación Superior Públicas Colombianas se desgranan, mientras los docentes mendigan por dar clases, mientras los estudiantes pordiosean por recibir educación. Qué importa si facista, castro-chavista o comunista, lo que importa es que la gente tenga el criterio para no incendiarse ante aquellas palabras y pueda optar por banderas intermedias lejos del extremismo que es una odiosa y simplista tergiversación de la complejidad del problema. Y para lograrlo es necesaria la educación pues de fulminarla, estaríamos fomentando—y celebrando—un autogol.

Marcha de Antorchas. Oct 17 2018. © Felipe Robayo
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Felipe Robayo
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*Video Assissted Referee
**PIB: Producto Interno Bruto. Para el 2015 el PIB de Colombia fue de $800,85 billones de pesos.

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