Deportiva Reflexión No.1 — ¡¿Sí a la corrupción?!…

El Nocaut Técnico del Abstencionismo 
Hoy, a causa del nefasto democrático del domingo 26 de Agosto del 2018, me veo en la obligación de ceder ante los resultados de la consulta anticorrupción como pretexto para vociferar una opinión. Esto es inusual, pues esto me llevó a buscar algún deporte que mejor describiera el fenómeno, y de ese modo no surgió la reflexión deportiva esperada, pues los sucesos de los deportes tomados como posibles analogías malencajaban como zapatos heredados y en el mejor de los casos andaban como un carro con una llanta pinchada. 

Intenté, pero en un momento dado me disgustó verme forzando a que un deporte se ajustara al andamiaje propagandístico anti-consulta. No encontré forma justa para expresar la malinformación sistemática y el enraizamiento de una doble moral que dicta: “Ayer ya pasó, hoy es diferente,” pero que en realidad sólo promueve el mismo juego: parcelación de terrenos apropiados ilegalmente, venta de los mismos a pudientes extranjeros perdonándoles impuestos —pues el mico que le quitan de encima salda las cuentas—, fomento de explotación de materia prima para exportar libre de arancel y ser devuelto en forma de producto procesado n-cantidad de veces más caro mientras produce empleo transitorio en forma de contratos a plazo definido libre de primas, bonificaciones, seguridad social, pensión o liquidación en caso de despido, que a la larga resulta en empobrecimiento de la región cuando los recursos se agotan y la empresa se marcha. Me fue imposible hallar únicamente un deporte capaz de contener los elementos de ignorancia explotada, indiferencia concienzuda e interesada, y terco fanatismo del que se aprovecharon los sectores políticos a la hora de denigrar la importancia de la consulta.

Es por estos motivos que he decidido que esta no es una reflexión deportiva en el sentido que el deporte no es el pretexto de donde nace la reflexión respecto a la vida y la condición humana, todo aquello que matiza al Homo Sapiens: las motivaciones, su contexto, las virtudes, sus errores, aciertos, pérdidas y éxitos. Esta, al contrario, es una reflexión hecha con devoción de deportista: atleta de la reflexión. Y aunque Hölderlin dijo: “El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona,” veo la reflexión como una abertura hacia nuevos sueños, y a los sueños como invitaciones para reflexionar. Algo así como un dios mendicante o un mendigo divino que se abre paso entre un sueño en medio de la reflexión, o cruza una reflexión mientras sueña que reflexiona que sueña...

Así, al liberarme del yugo que me ceñía al deporte como pretexto para la reflexión, pude encontrar discretas formas en diversos deportes que expresarían, a manera de collage, esto que sucedió en la República de Colombia, democracia representativa. Lo que pasó fue que, como en el póker, los del centro democrático hicieron un bluff frente a la postergación de la consulta que quizá sólo algunos congresistas creyeron a cabalidad, pero que la gran mayoría apostó para ver y el pueblo se comió el cuento. Así mismo, considero que la movida de ajedrez del centro democrático expuso tanto a su rey como a sus torres a pesar de haber eliminado un alfil, pues de una u otra manera se cierne un jaque que arrinconará sin tregua hasta el mate —claro, contando con que no surjan demasiados parapeones—. Por otra parte, uniendo el suceso de la victoria del NO en la consulta anti-corrupción por ausencia participativa al NO del Plebiscito por la refrendación de los acuerdos para la Paz, parece que celebráramos con ahínco el autogol de Andrés Escobar en el 94 y la gambeta de Higuita a Roger Milla en el 90. La filosofía del valetodo aplicó para la fomentación al abstencionismo y destrucción del adversario. Y si el debate es un deporte, el pordebajeo implacable a la oposición a través de la falacia ad hominem potenciada por el poder instantáneo del tuiteo ganó por puntos. 

Los colombianos que no votaron o votaron en contra le dijeron NO a algo que venían pidiendo y quejándose desde hace años. Le dijeron NO a una posibilidad de veeduría ciudadana frente al gasto del erario. Le dijeron NO a la apertura de plazas políticas y oportunidades equitativas para la contratación estatal. Le dijeron NO al ahorro de 50 billones de pesos perdidos impunemente a la corrupción más los 55,9 billones que se ahorraría al año en los 395 altos funcionarios del Estado (395 X $141’609,252 = $55’’935’654,540 —> Esta cifra es un estimado ya que hay salarios de altos funcionarios de mayor cantidad y otros de menor cantidad, y lo más cercano a un presupuesto desglosado de la nómina de los altos cargos del Estado lo encontré aquí.)

Es desolador pues es como si le hubieran dicho no a la cura potencial de un cáncer, como si la desesperanza frente a la vida empujara hacia un anhelo de martirio, autodestrucción y muerte, o como si no se hiciera uso del VAR cuando el juez pita una injusticia en el último minuto de la final de un mundial que va en empate. Es la negación del challenge al tenista. Es el deseo de no volver a la superficie a tomar aire una vez superado el récord de apnea. Es tirar la toalla en la pelea por el campeonato sin siquiera aproximarse al cuadrilátero.

Lo que pasó el domingo es un hito histórico para la democracia mundial, pues en este momento está representado el abstencionismo, en otras palabras, la votación la ganó la no-votación. Además, se avaló la corrupción como el camino representativo del estado. Es decir, los que no votaron eligieron a la corrupción como su representante. Volvimos a Maturana, toque-toque y autogol. Y la masa aplaude, sonríe satisfecha por su contribución a su hazaña contra el sentido común y, cuando menos se da cuenta, farfulla entre dientes contra los gobernantes, “¡Corruptos sinvergüenzas!” Pero con cándida devoción contribuyen a su manutención. O quizá se beneficiarán. O quizá no les importe y ya. SÍ a la Corrupción, NO a la Paz: ¡Qué viva Colombia! Tan viva...
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Felipe Robayo

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