Carambolas cáusticas
Café de Nuit, Arles por Paul Gauguin. 1888 Durante mi infancia, en la finca de la familia el abuelo tenía un billar. Se trataba de un billar de carambola que el abuelo había comprado porque consideraba que era un deporte elegante. Además, como nos decía a todos los primos, “El billar trae alegría y es un juego de mucha inteligencia”. Y nos daba sopa y seco en el juego mientras nos daba trucos para que la bola tomara cierto efecto, o nos indicaba con el índice qué parte de la bola debíamos impactar, o nos mostraba la diferencia entre la finura y el atarbanismo, o nos daba la clave para ejecutar una carambola complicada. Semih Sayginer Crecimos entre el chocolate y los choques de las bolas. Practicábamos todos los fines de semana sólo para poder darle algo de pelea al abuelo. Él nos compró taco a cada uno, de los desarmables, y nos tomábamos turnos durante las tardes de los domingos para enfrentarlo. El primero en desistir las confrontaciones con el abuelo fue el prim...